Pero habla, de Paloma Chen
Siempre respeté
más
a las palabras
que a mis padresSiempre respeté
más
a esas cabronas
que hacen piruetas a deshora
que a mis padresSiempre respeté
más
a Pessoa
que a mis padresporque Pessoa encontró las palabras
y un buen traductor
y un buen editor
Y mis padres encontraron estafa europea,
Desolaciónmis padres encontraron
pala/bras part/idas que hi/eren
pequeñas llagas
lengua que supuraY como yo no quería
pala/bras part/idas que hi/erenpequeñas llagas
lengua que supurame esforcé en
hablaren la erre
en hablar
correctamente
en blanquearmi acento
en
dominar las palabras que dominan a mis padres
que son dominados por las palabras que domino
y hoymi voz ya no tiene color
mi voz ya no tiene historianadie sabe de dónde vengo
porque
en las discotecas de dónde eres
en Tinder de dónde eres
en la frontera de dónde eres
y en español de dónde eres
y en chino de dónde eres
y en inglés de dónde eres
y mis padres de dónde eres
y las calles de dónde eres
y adónde vas
y de dónde eressoy de pasaportes falsos japoneses y de ahorros familiares
de lágrimas prestadas y cartas que no llegan
de deber, belleza y sangre
de rostros como el mío que susurran lentamente
con la esperanza de que entienda
Y aunque no entiendo
Y aunque ellos no entienden
Aunque el mundo no entiendeLo que entiendo que mis padres me hacen entender es
Habla
Habla
Habla
Aunque no entendamos
HablaHabla
Habla.
Y así, hablo.
con lenguaje fracturado
con pala bras part idas que hi eren
pequeñas llagas
lengua que supura
Así hablo, con lenguaje averiado,
y a Pessoa,
quizá,
le gustaría,
y a mis padres les gusta,
aunque no entiendan.
Qué queda de los congresos
A comienzos de este mes participé del 6to Congreso Latinoamericano de Glotopolítica, que se hizo en la Universidad Diego Portales, en Santiago de Chile.
En determinado momento me di cuenta de que, además de toda la data académica y las discusiones teóricas, metodológicas y existenciales (?, estaba tomando nota de informaciones que, a priori, parecían irrelevantes. No irrelevantes per se, sino en tanto que Académicas. En este congreso se habló de muchas cuestiones que se alejan de prefiguraciones comunes sobre qué es el conocimiento y, sobre todo, qué conocimiento puede atravesar las compuertas de la investigación científica. Este avance de los saberes heterogéneos y heterodoxos es, a mi parecer, un mérito del congreso y del devenir de la Glotopolítica, pero también discusiones que se vienen teniendo en ciertos espacios dedicados a los estudios del discurso. Activismos, biografías, arte, filosofía, entraron en la discusión lingüística como si hubieran estado ahí desde siempre. Y las ponencias y conferencias se llenaron de referencias que parecen subsidiarias a los resultados de la investigación sistemática, pero que -aún disfrazadas de margen- habitaron el centro de las reflexiones.
Hoy quiero honrar esos elementos y reconocerles su importancia para nuestras vidas personales y para nuestras reflexiones profesionales. Hice una breve selección.
Pero habla es una de estas piezas y abrió la presentación de Lara Alonso acerca del rol de la lengua en la reproducción de la desigualdad. El poema de Paloma Chen se puede escuchar acá, leído por ella. La lectura en la voz alta de su autora me puso la piel de gallina cuando la oí en el congreso y cuando volví a escucharla en mi casa.
Los restos del terror
Carla Benisz presentó su investigación sobre el Archivo del Terror en Paraguay y propuso estudiar la historia reciente “desde los restos”. Le pregunté por esta expresión, que me interesó especialmente, y me dijo que la estaba pensando en clave de arqueología foucaultiana, sobre todo considerando que el archivo de la dictadura paraguaya podría haber sido destruido pero no. Me gustó la idea de los restos, que entendí como eso que queda ahí y que termina siendo de primera importancia, en este caso, para conocer lo sucedido.
A partir de una de las preguntas de la audiencia, Carla hizo una recomendación: mirar los cortometrajes de Paz Encina. El primero que mencionó fue Arribo, un film de 2014. Lo comparto.
Arendt, ¿ser o no ser?
En la ronda de preguntas de una exposición sobre signos lingüísticos y filosofía política, emergió del público un autodeclarado fan de Hannah Arendt. Con la investidura que el fanatismo le confería, aseguró: “Hannah Arendt no era filósofa. Era teórica política”. Quedé anonadada, sobre todo a sabiendas de que bibliotecas, librerías y enciclopedias como la Stanford Encyclopedia of Philosophy decían lo contrario. Como, además, las aserciones categóricas sobre los debates en torno a lo disciplinar me suelen generar sospecha, me acerqué al buen hombre y le pregunté dónde era que Hannah Arendt decía que no era filósofa. Por suerte lo hice, porque me recomendó una entrevista que le hizo Günter Gauss en 1964 y que resultó ser adictiva. Arendt es hipnótica y los temas del video -sí, hay video!- son variados e interesantes.
Paso a transcribir la parte jugosa:
GG: Señora Arendt, es usted la primera mujer que participa en esta serie de entrevistas. La primera mujer, aunque tiene una ocupación que por estos pagos suele considerarse muy masculina: usted es filósofa. Lo cual lleva a mi primera pregunta, ¿tiene usted la impresión de que su papel en el ‘círculo de los filósofos’ es una rareza, pese al reconocimiento que a usted se le brinda y al respeto que inspira, o tocamos con ello un problema de emancipación femenina que para usted nunca ha existido?
HA: Bueno, me temo que tengo que empezar protestando. Yo no pertenezco al círculo de los filósofos. Mi profesión, si puede hablarse de algo así, es la teoría política. No me siento en modo alguno una filósofa ni creo tampoco haber sido admitida en el círculo de los filósofos, como usted tan amablemente supone.
Pero, por hablar de la otra cuestión que planteaba en la presentación: decía usted que la filosofía se suele considerar por estos pagos una ocupación masculina. ¡No tiene por qué seguir siéndolo! Es perfectamente posible que una mujer llegue algún día a filósofa.
GG: Yo la considero a usted una filósofa.
HA: Bueno, no puedo impedir que lo haga, pero mi opinión es que yo no soy filósofa. En mi opinión, me despedí definitivamente de la filosofía. Como usted sabe, estudié filosofía, pero esto no significa que haya permanecido en la filosofía.
GG: Con todo, me gustaría escuchar de usted con mayor precisión -y me alegra que tratemos este punto- dónde ve la diferencia entre su trabajo como profesora de teoría política y la filosofía política. Cuando pienso en alguna de sus obras, por ejemplo, “La condición humana”, yo la situaría, desde luego, en la filosofía, mientras usted no me defina la diferencia con mayor precisión.
HA: La diferencia está realmente en la cosa misma. La expresión “filosofía política”, expresión que yo evito, está extremadamente sobrecargada por la tradición. Cuando yo hablo de estos temas, sea académicamente o no, siempre menciono que hay una tensión entre la filosofía y la política. Es decir, entre el hombre como ser que filosofa y el hombre como ser que actúa; es una tensión que no existe en la filosofía de la naturaleza. El filósofo se sitúa frente a la naturaleza como todos los demás seres humanos; cuando medita sobre ella, habla en nombre de toda la humanidad. En cambio, frente a la política el filósofo no tiene una postura neutral: hay una suerte de hostilidad a toda política en la mayoría de los filósofos, con muy pocas excepciones. Kant es una excepción. Esta hostilidad es de extraordinaria importancia en todo este problema, pues no se trata de una cuestión personal. Está en la esencia de la cosa misma. (1964, 00:32).
Vemos que, aun cuando se desmarca del círculo filosofal, Arendt dice que estudió Filosofía y da por supuesto que alguna vez se ubicó en ese campo disciplinar. La que no es filósofa es la Arendt de los años sesenta, que cuenta ya con larga trayectoria y que empieza a vivir su última década profesional, con las problematizaciones al pasado que toda buena revisión demanda. Sea como fuere, lo más importante, para mí, no radica en si es o no es filósofa, sino en los porqués y en los cómos de la tensión entre filosofía y teoría política.
Me puse a googlear, y parece que la entrevista está transcrita completa en español en el libro La última entrevista y otras conversaciones, publicado en 2016 por la editorial Página Indómita.
La RAE me la trae
La ponencia de Lara Alonso en la mesa sobre activismos dejó mucha música y conmoción. Ahí conocí el poema de Paloma Chen que cité más arriba. Pero, además, algunas joyitas anti-Real Academia Española dieron la nota esperanzadora del encuentro. Cito tres obras de personas españolas de origen migrante que denuncian las ideologías raciolingüísticas.
El artista Putochinomaricón canta “La RAE me la trae”. Escuchen la letra, por favor, no tiene desperdicio.
Huda resiste: “Yo no me callo”.
“Ke me pasara n la boka” se cuestiona Frank T:
De repente yo le digo lo que quiero, con perfecto castellano
Y su careto se le queda como plano
"¡Jesús!, que bien habla usted, ¿de dónde es usted?"
"¿Cómo puede usted hablar castellano así de bien?"
"Normalmente un de color, siempre habla con mucho acento"
"Ahora, si le ofendió ¡perdone usted, lo siento!"
¿Qué me pasara en la boca?, ¿por qué yo hablare así?
¿Será por qué yo llevo mucho tiempo aquí?
Ya que siempre que algo digo bien, todo el mundo se extraña
¿No hay hombres de color que hablen así en España?
Como explicó Alonso en su ponencia, “las obras artísticas pueden afectar el status quo glotopolítico”.
Idiotez + sujetamiento =
En su participación plenaria, Xoán Lagares citó, entre otros, el libro A construção do idiota. O processo de idiosubjetivação, de Rubens Casara, publicado este mismo 2024. Me llamó la atención la idea de “idiosubjetivación” para explicar una serie de procesos que se dan con la algoritmización de la vida cotidiana y de los discursos que recibimos y hacemos circular.
En una descripción del contenido del libro, se lee:
"Portadores de una lógica binaria que no admite matices, los afectos movilizadores de la idiosubjetivación neoliberal terminan por constituir la base ideológica tanto de la parodia democrática como del fascismo. Naturalizada la estupidez, el individuo idiosubjetivado, ajeno a todo lo que es común y colectivo, valida diferentes formas de violencia necesarias para la acumulación del capital. No lo sabe, pero lo hace."
Tengo muchas ganas de leerlo; todavía no lo pude conseguir.
Quedan las amigas
Una de las cosas que más expectativa me generaban antes del congreso era reencontrarme con mis amigas de Nueva York, que en realidad son de Chile, Colombia, México y Uruguay. Lo vivía como una especie de bonus track de la vida académica. Cuando nos vimos en el auditorio de la universidad, nos abrazamos, y una de ellas dijo que estas son las cosas buenas de la academia. Y así, el reencuentro pasó a ser lo principal, lo bueno, lo que nos da esta profesión.


Acá están ellas, no todas in praesentia, pero sí presentes. Escuchamos juntas varias exposiciones, intercambiamos discusiones, nos escapamos a comprar libros, compartimos coffee breaks.
Queda la lengua
La entrevista a Hannah Arendt que cité al comienzo de este post se llama ¿Qué queda? Queda la lengua materna.
Cierro con un fragmento que no solo explica el título, sino que también es muy glotopolítico.
GG: En la Segunda Guerra Mundial, usted consigue llegar a los Estados Unidos de América, donde hoy, como profesora de teoría política, no de filosofía,
HA: Gracias.
GG: trabaja en Chicago. Usted vive en Nueva York. Su marido, con quien se casó en 1940, también es profesor de filosofía en América. Con lo cual la comunidad académica, de la que usted ha vuelto a ser miembro -tras la decepción del año 1933-, es ahora internacional. Con todo, quería preguntarle si añora la Europa del período prehitleriano, esa Europa que nunca volverá. Cuando usted viaja a Europa, ¿qué tiene la impresión de que queda y qué se ha perdido irremisiblemente?
HA: ¿La Europa del período prehitleriano? Le aseguro que no la añoro. ¿Qué queda? Queda la lengua.
GG: ¿Y eso significa mucho para usted?
HA: Mucho. Me he negado siempre, de manera consciente, a perder mi lengua materna. Siempre he mantenido ciertas distancias, tanto respecto del francés, que llegué a hablar muy bien, como del inglés, la lengua en que hoy escribo.
GG: Eso quería preguntarle. Actualmente escribe usted en inglés.
HA: Escribo en inglés, pero no he perdido las distancias respecto del inglés. Hay una diferencia abismal entre tu lengua materna y todas las demás. En mi caso, puedo expresarlo con total sencillez: en alemán me sé de memoria una buena parte de la poesía alemana; estos poemas se mueven siempre, de algún modo, en el fondo de mi cabeza -in the back of my mind-. Y esto, naturalmente, es irrepetible. En alemán me permito cosas que nunca me permitiría en inglés. Es cierto que ahora, a veces, me las permito también en inglés, simplemente porque me he vuelto muy atrevida, pero en general he mantenido una distancia. El alemán es, en todo caso, lo esencial que ha quedado y lo que yo siempre he conservado conscientemente. (1964, 36:25.)
Excelentísima reflexión!
Wow. Qué crónica, qué ejemplos y qué buenas recomendaciones. Ahora mismo las veo y escucho. Gracias por compartir.